Empezamos
Clemente Peral es el proyecto inspirado en mi abuelo y en su trabajo en esta pequeña bodega de los años cuarenta.
En la provincia de Ávila, en la ribera del río Alberche, entre la sierra de Gredos y la sierra de la Paramera, se encuentra San Juan de la Nava. Un pequeño municipio de unos quinientos habitantes con tradición ganadera y agrícola. Famoso por su aguardiente y su vino de pitarra, la garnacha es la variedad que hay plantada en el municipio, como en los de alrededor.
Prácticamente todo aquel que tiene algún viñedo tiene la bodega en casa, algo tradicional en la zona. Mis abuelos tenían esta pequeña bodega de veinte metros cuadrados y dos viñedos pequeños.
Después de toda la vida haciendo vino, llevándolo en la sangre junto a la pasión por trabajar y cuidar las viñas de la forma más natural posible, sin pesticidas, y con esfuerzo y tiempo, puedo empezar a afrontar el proyecto de reformar esta pequeña bodega para hacer de ella mi forma de vida y poder elaborar mi propio vino, en parte también como homenaje a lo que mis abuelos hicieron y me inculcaron.
Cuando pude por fin empezar el proyecto por mi cuenta trabajé las viñas y mantuve la bodega; y con dos añadas a mis espaldas, creo que es el momento en que puedo demostrar la madurez de mi trabajo y la calidad de lo que puedo conseguir con esfuerzo; pero la bodega está en un estado bastante lamentable después de que durante mucho tiempo no se haya podido cuidar por nadie, más allá de mantenerla limpia.
Lo principal, este mismo año, además de seguir haciendo vino, es acometer la obra de reforma de la bodega, para que esté en perfectas condiciones para trabajar.